Una historia que contar

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Hace un tiempo que tenía ganas de hablar sobre esto.

Entre sopas, sindes, megauploads y demás, la creación artística está en boca de todos: Que si vamos a acabar con la cultura, que si esto no es sostenible, que si estamos jugando con la comida de mucha gente…

Hoy he leído este comentario en Twitter, y no puedo sino darle la razón. El arte, como tal, no sale por dinero. Sale o no sale.

Sin ser escritor, siempre he sentido la tentación de escribir un libro. Podría salirme una buenísima obra, o un bodrio, que es lo más probable. Igual hasta le cogía el gustillo y escribía más, por malos que fueran. El que se los encuentre ya verá si se los quiere leer o no. Yo me limito a ‘parirlos’, por amor al arte. El caso es que podría salirme uno, o dos, o tres pero opino que no debería pretender vivir de ello para siempre. Al menos, no ‘porque sí’.

Y ahí es donde radica mi punto de vista: El amor al arte. Me cuesta creer que las verdaderas obras de arte sean creadas por dinero. Si existe una musa de la inspiración dudo mucho que sea prostituta.

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