Una historia que contar

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Hace un tiempo que tenía ganas de hablar sobre esto.

Entre sopas, sindes, megauploads y demás, la creación artística está en boca de todos: Que si vamos a acabar con la cultura, que si esto no es sostenible, que si estamos jugando con la comida de mucha gente…

Hoy he leído este comentario en Twitter, y no puedo sino darle la razón. El arte, como tal, no sale por dinero. Sale o no sale.

Sin ser escritor, siempre he sentido la tentación de escribir un libro. Podría salirme una buenísima obra, o un bodrio, que es lo más probable. Igual hasta le cogía el gustillo y escribía más, por malos que fueran. El que se los encuentre ya verá si se los quiere leer o no. Yo me limito a ‘parirlos’, por amor al arte. El caso es que podría salirme uno, o dos, o tres pero opino que no debería pretender vivir de ello para siempre. Al menos, no ‘porque sí’.

Y ahí es donde radica mi punto de vista: El amor al arte. Me cuesta creer que las verdaderas obras de arte sean creadas por dinero. Si existe una musa de la inspiración dudo mucho que sea prostituta.

Una persona puede tener más o menos talento para crear, y por eso habrá quien no sea capaz de hilar en su vida más de dos párrafos, y quien tenga muchas obras que ofrecer al mundo. El que las tenga, las sacará, porque le quemarán dentro. Estoy convencido de que si alguien siente que tiene algo que merece la pena, no va a dejarlo sólo porque no vaya a poder vivir toda la vida de ello. No en vano existe la expresión “hacer algo por amor al arte”, que precisamente significa lo que significa.

Hasta ahí la inspiración y el arte de crear algo.

Otra cosa es el trabajo que puede tener consigo, porque una cosa es que cualquiera pueda imaginar, y otra que materializarlo lleve consigo un esfuerzo, además de otros temas como el trabajo de documentación, arreglos, perfeccionamiento,… presentes en casi cualquier arte. Ese trabajo merece remuneración, ojo, como cualquier otro (en todos los sentidos). Ni es razonable creer que el creador debe crear gratis, ni pensar que puede vivir de creaciones puntuales.

Dicho esto, Internet es un caldo de cultivo ideal para que cualquiera pueda dar a conocer sus creaciones, e ‘inmortalizarlas’. El que tenga un libro dentro, puede sacarlo y enseñárselo al mundo. El que tenga una foto, una canción, lo que sea….

Tendría que ser posible encontrar un equilibrio entre la creación amateur y la profesional, entre elnesfuerzo y la remuneración, entre la obra y los beneficios directos e indirectos (conciertos, ponencias,…)

La industria que ahora controla todo esto no está dispuesta a ceder el canal, a ceder el control, a evolucionar. Pero el mundo evoluciona, te pongas como te pongas.

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